El camino hacia la cima aún está lleno de desafíos, tantos que muchas mujeres optan por rendirse, buscar nuevas oportunidades o emprender sus propios negocios.
En el oscilante universo de la moda, donde la creatividad se despliega sin límites, surge una interrogante crucial: ¿dónde están las mujeres diseñadoras? A pesar de los avances en igualdad de género en distintos ámbitos, esta industria aún se enfrenta a una notoria disparidad en lo que respecta a la representación femenina en puestos de liderazgo creativo. Parece incluso grotesco que este diálogo aún sea esencial.
En el ámbito de la moda, la presencia y contribución de la mujer siempre ha sido un pilar incuestionable. Ellas no solo son las musas y las principales impulsoras del mercado, sino que incluso el más delicado de los detalles ha cobrado vida en manos de talentosas mujeres costureras. Por lo tanto, desde el eco de las máquinas de coser, las mujeres demuestran repetidamente su creatividad y su papel como artífices frente a aquellos conglomerados que desean relegarlas a un segundo plano.
De manera global, el 80% de matriculaciones en las escuelas de diseño de moda son mujeres.
En una industria donde la influencia y el impacto son la moneda de cambio, las mujeres diseñadoras han dejado una huella imborrable. Es innegable que figuras como Elsa Schiaparelli, Diane von Fürstenberg, Rei Kawakubo, Miuccia Prada, Phoebe Philo, Stella McCartney o Coco Chanel han redefinido la moda, imprimiendo su visión única y mostrando su fortaleza en cada diseño a través de sus propias vivencias. Sus creaciones no solo adornan cuerpos, sino que cuentan historias, transmiten mensajes y, aún a día de hoy, redefinen los cánones de belleza.
Sin embargo, el camino hacia la cima para las mujeres diseñadoras no siempre es fácil. Se enfrentan a desafíos únicos en una industria donde las voces femeninas a menudo quedan eclipsadas por una narrativa dominada por hombres. La falta de oportunidades y reconocimiento para las diseñadoras emergentes ha generado un tema de conversación candente que requiere una atención inmediata y decisiva.
La ruta de ascenso aún está plagada de desafíos, por lo cual, muchas diseñadoras optan por redefinir sus oportunidades, emprendiendo sus propios negocios o, incluso, dejando sus logros atrás. ¿Cómo puede darse esta situación si el 80% de matriculaciones en las escuelas de moda está representado por mujeres?
Ya va siendo hora de dejar espacio para las verdaderas protagonistas, sin caer en discursos inclusivos. Un territorio dominado en gran parte por nosotras que, a su vez, limita nuestro ascenso a puestos de liderazgo no debería tener cabida en una sociedad avanzada. No solo se trata de justicia, si no de enriquecimiento para la industria. Un momento crucial para moldear un futuro más equitativo para todas las generaciones actuales y venideras.
Es tiempo de reconocer, conmemorar y rendir homenaje a estas visionarias que, con cada puntada y cada diseño, están cambiando el curso de la moda para siempre. Desde las pasarelas hasta los talleres, las mujeres diseñadoras están liderando la revolución y es un honor para nosotras (y debería serlo para todos) ser testigos de este emocionante cambio de paradigma.
Words Adriana Barreno
ODYR MAGAZINE 